jueves, 10 de julio de 2014

La escuela

  •  Socialismo utópico:
    El socialismo descendió sobre la Europa del siglo XIX en forma de utopía.

        Después de ubicar la utopía socialista en la historia de las ideas, todavía nos queda unir cuáles son los rasgos que definen su identidad y hay que reconocer que esa no es una tarea que se preste fácilmente a un tratamiento «objetivo».
        
        Cronológicamente las ideas del socialismo utópico alcanzaron su madurez en el período comprendido entre 1815 y 1848 (fecha de publicación del Manifiesto Comunista).
       
         Los socialistas utópicos formaron un grupo de pensadores heterogéneo. Sin embargo tuvieron en común una serie rasgos, en gran medida influidos por las ideas de Rousseau.
    ·             
               La importancia de la naturaleza estaba muy presente en sus ideales, aunque ello no fue obstáculo para que fuesen favorables a la industrialización.
    ·           Dedicaron sus esfuerzos a la creación de una sociedad ideal y perfecta, en la que el ser humano se relacionarse en paz, armonía e igualdad.
    ·           Sus metas habrían de alcanzarse mediante la simple voluntad de los hombres, es decir, pacíficamente, de ahí que sus seguidores se opusieron a las revoluciones y a acciones como la huelga.
    ·          Con el fin de paliar las injusticias y desigualdades emprendieron diversos planes, en los que primaron la solidaridad, la filantropía y el amor fraternal.
    Profundizando un poco más en los postulados de distintos autores del socialismo utópico, encontramos una serie de similitudes en lo referido a su concepción ideal de la sociedad y de los mecanismos de transformación social:
    ·             Las descripciones de sus sociedades ideales inciden en subrayar la armonía del cuerpo político y rechazar el conflicto.
    ·             Si bien no podemos encontrar un total acuerdo entre ellos en lo referido a cuestiones más específicas,
    ·             El rechazo del conflicto les lleva a una marcada aversión hacia los métodos revolucionarios, entendiendo que el nuevo tipo de sociedad no sería la consecuencia de una revolución.